Título original: Mad Max: Beyond Thunderdome
Año de estreno: 1985
Director: George Miller y George Ogilvie
Trailer:
Tras el enorme éxito, tanto de crítica como de taquilla, de Mad Max 2, George Miller se puso manos a la obra en la que sería la tercera y última película de la franquicia. Cuatro años más tarde, y con un presupuesto de 12 millones de dólares (el triple que la segunda película), se estrenaba la tercera aventura de Max Rockatansky, esta vez con la presencia de Tina Turner, famosa cantante de la época, como villana principal de la historia. Esto, unido al pretexto de finalizar la saga y darle carpetazo a las peripecias del mítico personaje interpretado por Mel Gibson, fue el detonante de un enorme éxito de taquilla, al igual que los dos anteriores filmes. Más allá de la cúpula del trueno es una película especial. Durante todo el desarrollo de la misma, se respira el cine de aventuras de los 80, de películas como En busca del arca perdida y demás largometrajes de Steven Spielberg. Mad Max 3 nos deja escenas para la memoria, momentos espectaculares, secuencias mágicas y un final maravilloso, todo sea dicho. Sin embargo, no es, ni mucho menos, una película a la altura de su magnífica predecesora, aunque si es mucho más entretenida y dinámica que la primera Mad Max.
En esta ocasión, un irreconocible Max Rockatansky es atracado por el Capitán Gyro (que vuelve a estar interpretado por Bruce Spence), quien no recuerda al que fuera su antiguo compañero en El guerrero de la carretera. El ex policía le seguirá la pista hasta llegar a Negociudad, uno de los últimos reductos de la antigua civilización, la cual utiliza el metano como fuente de energía principal (conseguido con excrementos de cerdo). Allí conocerá a Tía Ama (interpretada por Tina Turner), que le involucrará en un combate contra El Golpeador (la parte bruta de El Maestro Golpeador) en una de las escenas de lucha más espectaculares de la saga. Durante esta primera parte, el film mantiene un buen ritmo (con un estilo más propio del cine fantástico y de aventuras que de la ciencia ficción post-nuclear propiamente dicha) y logra sumergir al espectador en los entresijos de Negociudad y sus conflictos. Sin embargo, al llegar a la mitad, la película decae mucho. Aparece una tribu de adolescentes y niños que confunde a Max con una especie de divinidad y se comienza respirar un ambiente infantil, para toda la familia. En definitiva, violencia muy edulcorada. Olvidaos de las escenas brutales que podemos ver en las dos primeras Mad Max, pues en este final de la trilogía no veréis absolutamente nada de eso. Quizás, demasiada influencia del cine de Spielberg de la época.
La historia y el guión son muchísimo más complejos, y se cimentan en varias líneas argumentales: la tribu, los esbirros de Tía Ama, la redención de Max y la pequeña trama que envuelve al personaje de Bruce Spence. Esto tiene sus pros y sus contras. Por un lado, ofrece nuevas perspectivas, entornos y personalidades colectivas a la franquicia, y le insufla un soplo de aire fresco a la franquicia. Sin embargo, se aleja demasiado de la esencia de las anteriores. Además de la ausencia de violencia, el personaje de Max Rockatansky, con una edad entre los 40-50 años, ya no es el mismo antihéroe que vimos en la segunda película, que obraba buscando únicamente su beneficio y sin pensar en los demás. Aquí obtiene su redención y se da cuenta de que hay que vivir el presente, sin caer una y otra vez en los recuerdos de un pasado tormentoso. En realidad, no es un mal camino para enfocar el personaje, pues el final es, en mi opinión, muy satisfactorio, y eleva a Max como una leyenda de este nuevo mundo post-apocalíptico, pero es muy diferente a lo que vimos anteriormente en la franquicia.
En el campo técnico, la película es un prodigio visual. El diseño artístico y de producción son sensacionales, y suponen una importante innovación en lo que respecta, no solamente a la saga, sino también al cine fantástico y de ciencia ficción. Es difícil de olvidar aquella escena en la que vemos un avión sepultado en la arena del desierto, bajo una puesta de sol , o el maravilloso final, tan bello como visionario. Además, la banda sonora de Maurice Jarre es muy superior a lo ofrecido por Brian May en Mad Max y Mad Max 2, y contribuye en gran parte al factor espectáculo del film. Finalmente, Mel Gibson se consagra como Max Rockatansky, mostrando un aspecto mucho más maduro del personaje, mientras que Tina Turner desempeña correctamente un interesante papel de villana carismática.
Beyond Thunderdome es una película diferente. Obviamente, pertenece a la franquicia de Mad Max, pues comparte ambientación, contexto y algunos personajes, pero por otro lado, tiene una identidad propia. La gama de colores, sus escenas de excepcional belleza artística, sus referencias bíblicas y aspectos religiosos, y ese estilo ochentero de cine de aventuras terminan por contagiar este final de la saga que, si bien es distinto y rompe en esencia con las anteriores, ofrece un revolucionario y lujoso entretenimiento que pone punto y final al personaje de Max de manera más que digna.
Valoración: 3.5/5
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